jueves, 19 de marzo de 2009

AYO

Hace un par de años mi amiga Patricia Masdevall me dijo: Dani tienes que escuchar Ayo. Te encantará!
Dicho y hecho! Otro descubrimiento musical entraba a formar parte de mi Ipod! Pero éste por algún motivo era diferente. En poco tiempo se convirtió en la favorita, la consentida, mi niña mimada. Era la que más tiempo podía tocar y cantar en mi casa. La que más horas pasaba junto a mí en el coche. La que se sentaba frente a mí en el taburete mientras preparaba la cena. Supongo que fueron un cúmulo de cosas. Su voz rota, las letras de sus canciones, sus preciosos ojos color miel, su fina piel de ébano o sus infinitas piernas. Recuerdo el día que la sincronicé por primera vez con el iTunes. Ya no había marcha atrás. Estaba dentro de mi Ipod. Quién sería el primero que le tiraría la caña? Jack Johnson, utilizando su timidez encantadora? El gamberro de Pete Murray? El listillo de John Mayer o tal vez el puto amo Ben Harper? La verdad es que no se quién lo hizo, pero lo que sí se es que no le han faltado pretendientes. Yo en estos dos años no he tirado jamás la toalla, todo lo contrario me he esforzado en aprender a tocar la guitarra para pasar más tiempo juntos y que se sintiera orgullosa de mí. Para colmo, un día, Sergio, mi compañero de piso la escuchó y también le empezó a gustar. Tiene cojones! Somos como el día y la noche en gustos musicales y le tiene que gustar Ayo.
Hace unos meses paseando por Barcelona vi unos carteles anunciando que venía en concierto. Concretamente el 21 de Enero en el Palau de la Música. No me lo podía creer! Por fin iba a verla en persona! Escucharla en directo!
Sin pensarlo compré dos entradas. Sí, sí, he dicho dos! Una para mí y otra para Sergio. En el amor y en la guerra todo vale, pero la amistad es lo primero.
Ya estaba casi todo completo y las tuve que coger en una zona denominada de órgano. Era o eso o nada, y estaba claro que no me lo iba a perder por nada del mundo.
Llegó el día! Nos pusimos nuestras mejores galas y para el Palau!
Unos montaditos, unas copas de vino y para arriba que el concierto va a empezar!
Una vez que encontramos la "zona de órgano", estuve a punto de cambiarle el nombre y ponerle "gallinero". Eran unos palcos que estaban situados justo encima del escenario. Suerte que soy bajito porque cuando nos sentamos Sergio tenia las rodillas detrás de las orejas. Después del contorsionismo y ya más tranquilos, nos dimos cuenta que el sitio no era tan malo como parecía. Estábamos tan cerca de los músicos que casi podíamos tocarlos. Mientras hacíamos bromas con el batería cada vez que levantaba la vista. Aparecío ella. Como un ángel en la oscuridad con una guitarra cruzada. Caminaba por encima del escenario casi sin tocarlo. Se detuvo frente al micro y antes de poder decir una sola palabra y al ver la belleza que la rodeaba. No pudo hacer otra cosa que regalarnos una preciosa sonrisa nerviosa y desplazar su emocionada mirada por todo el Palau. No dejó que ni una sola persona, ni un solo ricón escapara a sus ojos y a su sonrisa. Se hizo el silencio, que dejó paso a la magia y a su voz. Todo lo demás os lo podéis imaginar...
Al finalizar el concierto y salir del Palau me di cuenta que sería injusto no compartir con todo el mundo la cantidad de emociones que puede llegar a transmitir una voz como la suya. Eso sí, por mucho que os guste, yo jamás voy a tirar la toalla.

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